En esa instancia los jugadores Andrés D’Alessandro y Gabriel Heinze erraron sus ejecuciones, mientras que todos los jugadores brasileños anotaron sus tiros, permitiendo a Brasil ser campeón. El marcador final fue de 2:2 (Adriano empató en el último minuto cuándo la albiceleste se estaba quedando con el título), por lo que se tuvo que recurrir a una definición en la serie de penaltis. Nadal, mostrando un nivel de juego abrumador, desplegó el mejor tenis de todo el torneo para derrotar al serbio por un contundente 6-0, 6-1 y 7-5 en 2 horas y 41 minutos, venciendo así al serbio por primera vez en Grand Slam desde la final de Roland Garros en 2014. Nadal se alzaba con su decimotercer Roland Garros, consiguiendo además la victoria número cien en el torneo y ampliando su propio récord de títulos.