En 1988 pasó al Montpellier Herault SC de Francia donde ganó la Copa de Francia en 1990. Sus primeros meses en el equipo francés fueron muy difíciles: pese a haber llegado con la distinción de Mejor Jugador de América en 1987, el técnico Pierre Mosca le daba pocos minutos de juego y en ocasiones no lo consideraba siquiera como suplente. Nadal accedía a su séptima final en el torneo madrileño donde enfrentaría, como en Barcelona, al joven austríaco y 9 del mundo Dominic Thiem, al que vencería por 7-6(8) y 6-4 en 2 horas y 18 minutos en un partido muy físico e intenso.