Fue hasta el momento uno de los casos más sonados. Bernd Schuster: tras jugar ocho años en Barcelona y ser considerado como uno de los mejores jugadores de su época, tuvo un enfrentamiento con la directiva que terminó en los tribunales y que le llevó a pasar casi un año sin jugar hasta que finalizó su contrato y en represalia recaló en el club madrileño. Lucien Müller: a la inversa y tras otros tres años en Madrid, en el mismo 1965 recaló en Barcelona, donde una década después fue su entrenador.